Ser protagonista de esa foto no lo quise nunca.
Impávido contemplando como cae lentamente un grano de arena, de ese reloj gigante, que da sombra y no consuela, pasa día y noche sin tocar el suelo, marcando la espera.
De un marco delgado se desprende ella, la distante y lejana Esperanza, alentándome a que me cambie de imagen, a otro reloj, a uno que le pueda dar cuerda.
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